Cada día al despertarme mi primer pensamiento es para ti. Desde el primer momento en que supe de tu existencia, te espero. Ya formas parte de mí, las palabras que anunciaron tu venida se grabaron con fuego en mi corazón y cada mañana una gota de ilusión me recuerda que estás en camino.
Sé que me escuchas, porque te siento en mi corazón, noto que estás vivo y que te acercas lentamente. Me esfuerzo, me esfuerzo porque quiero ofrecerte todo lo que tengo. Hay momentos en que mi corazón permanece duro e inaccesible y lentamente lo abro para, cuando llegues, poder enseñarte lo hermoso que es cada momento, poder acompañarte durante cada uno de tus descubrimientos y compartir contigo cada instante de alegría y de tristeza.
Algunos días disfrutarás de una alegría intensa, notarás como tu corazón rebosa de sentimiento y desearás vivir cada instante plenamente.
Otros días sentirás miedo, sentirás deseos de abandonar y esconderte bajo las sabanas, días en los que querrás regresar al lugar donde ahora te encuentras.
Faltan unos meses para tu llegada, cada día que pasa intento prepararme para ese momento. Como un estudiante inquieto repaso mentalmente cada una de las lecciones que quiero enseñarte. Seguramente cuando llegues no recordaré palabra alguna y sólo podré balbucear unas pocas palabras. Te miraré, te abrazaré, sentirás una lágrima sobre tu cuerpo, una gota salada que sellará nuestro pacto de fidelidad.
Cuando llegues descubrirás el amor de tu madre, la ternura de tu hermano. Juntos venceremos la inquietud que provoca vivir en un nuevo lugar que en poco tiempo se volverá tu hogar. Te espero.
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Si mi padre hubiese tenido la capacidad para escribir cosas tan bonitas, y un dia, me las diera para que yo pudiera leerlas llegado el momento, sentiria que tenia el mejor padre del mundo.
ResponderEliminarImprimelo, escribelo, deja constancia de ello para que no solo el nuevo miembro, sino todo aquel que te conoce, lo pueda leer.
Juanma