28 de mayo de 2010

Los mundos

Escribo esta carta postrera dirigida a nadie y a todos. Una vez acabe la dejaré libre y el viento la arrastrará hasta su destino, a un lugar desconocido. Es una carta sin remite, una carta sin membrete. Sólo una secuencia de palabras que brotan de no sé de qué fuente en uno de esos momentos que la mente se despista y deja de controlarlo todo.

Trago saliva y siento el sabor amargo de la sangre. Mis labios, mordidos, no permiten disimular la rabia. Rabia acumulada por no ser capaz de dártelo todo. Rabia por no conseguir tu felicidad perfecta. Sueño que las distancias se acortan. Sueño que todos juntos disfrutamos de una vida perfecta. Que el viejo y el nuevo mundo son uno sólo. Pero cuando despierto y vuelvo a la realidad me doy cuenta que los sueños no son más que deseos de niños. Momentos “Kit Kat”, en los que la realidad descansa para poder disfrutar de una bocanada de aire que te permite seguir viviendo.

Dudo, pienso, el sabor de sangre se diluye. Mientras, un dedo me señana amenazante. Me siento tan cobarde que no puedo evitar agachar la cabeza y esconder mis vergüenzas. Nunca fui dueño de mis pasos. Siempre seguí la huella de los zapatos de otros. Me gustaría tener la suficiente valentía para mirarte a los ojos y aguantarte la mirada. La valentía de abandonar la senda marcada y juntos escaparnos al mundo de Peter Pan. Encontrar el lugar donde los sueños se convierten en realidad. Y así al despertar descubrir que las distancias se han acortado. Descubrir que todos juntos disfrutamos de una vida perfecta. Que el viejo y el nuevo mundo son uno sólo.

12 de mayo de 2010

Silencio onírico.

Aunque ande desaparecido, aparente perdido, sumido en nostalgias y sueños. Aunque os conceda sólo un silencio, un aséptico momento, un recuerdo difuso.Camináis a mi lado y juntos aprendemos a escuchar el silencio del viento. Juntos buscamos el camino de vuelta a casa, y aprendemos a pasar desapercibidos, sin crítica sin llanto.

Sólo es necesario que cuando me encuentres desaparecido, aparente perdido, sumido en nostalgias y sueños. No te extrañes, no me olvides. Agárrame del brazo, acompaña mi silencio.

Mi delirio es temporal y muchos fueron los momentos compartidos. No basta que una palabra confirme lo que ya sabemos. No hay necesidad de ella. Las palabras están sobrevaloradas. El silencio es mágico, cercano, onírico.

6 de mayo de 2010

Traición

Descubro que mis palabras son repetidas. Siempre que intento expresar un sentimiento hablo de corazones, magia y golondrinas. Una fuerza aprieta mi interior, una fuerza que no se si ayuda o mata. Busco las palabras precisas en un intento de explicar. De explicar un sentimiento, un sentimiento que quiero compartir contigo.

Al asomarme a la ventana de tu mirada siento como la luz brilla con más intensidad. No es que se encienda una bombilla. Tus retinas son tan claras que toda la luz del sol se refleja en su plenitud. Las mías se han ido oscureciendo con el paso de los años, y la inocencia de los primeros días se ha transformado en desconfianza.

No vale la pena. Mejor disfrutar de una melodía en silencio. Al menos es tu silencio. Hay momentos que me duele el alma porque me he traicionado. No he cumplido con el pacto que firmé con mi versión infantil. Quería ser yo mismo y hay días que no me reconozco. La traición es comparable a la mantis religiosa que se come al macho después de parearse. Mejor ser fiel incluso cuando esa fidelidad te entumece los huesos.

Pierdo un ápice de mi esencia cada vez que no cumplo. Sé como soy y no lo sé. Soy un vagabundo que ha perdido su libertad porque no ha sabido respetarse. Soy esclavo de las costumbres. No quiero, no quiero que vuelvas a traicionarme.

Te espero

Cada día al despertarme mi primer pensamiento es para ti. Desde el primer momento en que supe de tu existencia, te espero. Ya formas parte de mí, las palabras que anunciaron tu venida se grabaron con fuego en mi corazón y cada mañana una gota de ilusión me recuerda que estás en camino.

Sé que me escuchas, porque te siento en mi corazón, noto que estás vivo y que te acercas lentamente. Me esfuerzo, me esfuerzo porque quiero ofrecerte todo lo que tengo. Hay momentos en que mi corazón permanece duro e inaccesible y lentamente lo abro para, cuando llegues, poder enseñarte lo hermoso que es cada momento, poder acompañarte durante cada uno de tus descubrimientos y compartir contigo cada instante de alegría y de tristeza.

Algunos días disfrutarás de una alegría intensa, notarás como tu corazón rebosa de sentimiento y desearás vivir cada instante plenamente.

Otros días sentirás miedo, sentirás deseos de abandonar y esconderte bajo las sabanas, días en los que querrás regresar al lugar donde ahora te encuentras.

Faltan unos meses para tu llegada, cada día que pasa intento prepararme para ese momento. Como un estudiante inquieto repaso mentalmente cada una de las lecciones que quiero enseñarte. Seguramente cuando llegues no recordaré palabra alguna y sólo podré balbucear unas pocas palabras. Te miraré, te abrazaré, sentirás una lágrima sobre tu cuerpo, una gota salada que sellará nuestro pacto de fidelidad.

Cuando llegues descubrirás el amor de tu madre, la ternura de tu hermano. Juntos venceremos la inquietud que provoca vivir en un nuevo lugar que en poco tiempo se volverá tu hogar. Te espero.