15 de abril de 2010

Autorretrato

Busco recuerdos de mi infancia y sólo encuentro la sensación de libertad, los juegos al aire libre y la opinión que tenía de mí el tutor de primaria: Gran sensibilidad y lleno de amor propio.

Busco recuerdos de mi juventud y sólo encuentro la rebeldía del adolescente inquieto y las noches de copas y risas rodeado de mis compañeros de Universidad.

Busco recuerdos de mis amores y sólo encuentro el fracaso del primer amor, el desengaño del amor perfecto y los besos y caricias que no eran amor, sólo deseo.

Siempre he sido un hombre de ciencias, mi mente, llena de hipótesis, teoremas y ecuaciones lucha contra mi pasado en este intento de expresar sentimientos a través de palabras. Paradojas de la vida, ahora descubro que son las palabras las que consiguen canalizar mis sentimientos y no los números a los que tantas horas dediqué.

Puedo contaros que he hecho durante los 38 años vividos, puedo explicaros donde nací, donde vivo, o a que me dedico, ¿serán esas palabras mi autorretrato, o simplemente las circunstancias que me han acompañado, un conjunto de casualidades?

Nací con corazón puro y la vida me enseño a disimular. Durante años estuve escondido tras una máscara, pero sentía como mi alma lloraba cada momento perdido y todavía siento en los huesos el dolor provocado por un engaño, por una traición a una forma de ser.

Buscando la perfección me perdí los pequeños detalles, los momentos que transforman la vida en milagro, mucho sentimiento pero poca acción, muchos sueños pero pocas realidades.

Ojos sinceros que se apagaban cada vez que me afrontaba a un decisión, el miedo me acompañaba durante este viaje, no hay mayor error que quedarte quieto para intentar vencer la incertidumbre, no hay mayor fracaso que no actuar en un intento desesperado de vivir seguro, que es no vivir.

Hoy, repaso los momentos vividos y descubro que por fin he encontrado el amor de la compañera perfecta y que, con el nacimiento de mi hijo, mi alma se ha despertado de un letargo escondido.

No hay mayor placer que la sonrisa sincera de Martín, no hay mejor momento que el despertar un domingo acompañado por mi mujer y mi hijo. Después de búsquedas infructuosas y de intentos ingratos descubro que la vida son los pequeños instantes que suceden cada día, momentos que transforman la vida en un milagro.

Ahora puedo decir en voz alta que he encontrado la paz y la tranquilidad que me ha sido esquiva durante tanto tiempo, ahora soy capaz de estar serenamente sin la apremiante inquietud por hacer, ahora simplemente soy capaz de estar, sentir, vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario