19 de septiembre de 2010

Te descubro cada dia

Estoy aquí. Subido en lo más alto del cielo. Busco un recuerdo, un sentimiento perdido. Desde la altura todo parece distinto, las imágenes se desenfocan. La oscuridad lo cubre todo. Las sensaciones se diluyen y desaparecen con el viento.

Miro pero no veo. Oigo pero no escucho. ¿Para qué? Todo es confuso, todo es eterno. Un grito al viento, ¡Llévame contigo!, un salto al vacío, un adiós sin retorno.

Siento el calor de la sangre. Desaparecen las palabras. Sólo el latido de mi corazón es capaz de rasgar el silencio incipiente que se apodera de todo, que se apodera de nosotros.

Cierro los ojos con la esperanza de no ser visto. Los sonidos desaparecen, las imágenes se diluyen. Durante un instante resurgen las palabras calladas, las acciones cesadas, los sentimientos negados.

Las sonrisas amargas desgastan mis huesos. Vivir sin sentir, ¿Es realmente vivir? ¡No!. Deambulo como un muerto si un destino concreto.

Vivo, siento, lucho, amo, lloro. A pesar de que la pesadumbre lo inunda todo, sigo sintiendo. Las espinas resecas se clavan con más fuerza. Mi propia sombra me acecha sin descanso.

Abro los ojos. Y te encuentro. Al verte un rayo atraviesa mi alma. Se enfoca la imagen desgastada por el tiempo. Los colores se intensifican. Y yo, mi amor, vuelvo a estar vivo.

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